Dia, del amor fraterno. Día en que Jesús, en su última cena, nos deja en las especies de pan y de vino, su Cuerpo y su Sangre. Día, en que en un acto de humildad exquisito, lava los pies de sus apóstoles. Día en que por treinta miseras monedas, es entregado a la turba enloquecida que le busca, sedienta de sangre.
Terminada la celebración de los Santos Oficios, los sacerdotes, en solemne procesión, trasladan el Cuerpo de Cristo hasta el monumento, que alberga el Tabernáculo que nos es otra cosa, que el sepulcro, donde va a ser depositado el Cuerpo de Cristo, para que aquellos que seguimos crucificandole cada día, tengamos la oportunidad, de reconciliarnos con El que murió por nosotros, para darnos la vida eterna.
Este día, se viven momentos de intimidad, con Cristo en el Sagrario, de reflexiones personales importantes, de sentimientos emocionados, de gratitudes sinceras, de peticiones de urgente resolución.
Te encuentras después de Alabar al Santísimo Sacramento del Altar, que sea por siempre Bendito y Alabado, y de rezarle un Padrenuestro y un Avemaría, con toda la Pasión de Cristo, desde su Ultima Cena, pasando por su Prendimiento, su Flagelación y Coronación de Espinas, con todo ese camino que habrá de recorrer hasta el Calvario - VIA-CRUCIS - donde después de contemplar cada estampa pasional, nos encontraremos con el hombre muerto, que resucitará, venciendo a la muerte y regalandonos la Vida Eterna.
¡Que bueno, es tener un amigo como Jesús, que dió lo más preciado que alguien pueda dar por sus Amigos. ¡¡LA VIDA!!.
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